Ángela Ruiz Robes, nacida en Villamanín (León), el 28 de marzo de 1895, fue la precursora del libro electrónico según acredita
una patente de invención otorgada en 1949 y también el modelo de
enciclopedia mecánica que se construyó, siguiendo sus indicaciones, en
el Parque de Artillería de Ferrol.
Estudió Magisterio y desempeñó la labor docente durante toda su vida. Una mente
privilegiada y una profunda vocación por la pedagogía y la educación
ideó el primer precedente del "e-book" con tres objetivos: aligerar el
peso de las mochilas de los niños, hacer más atractivo el aprendizaje y
adaptar la enseñanza al nivel de cada estudiante. Tomó forma en los
talleres militares ferrolanos en una suerte de artefacto con carretes
que en la década de los sesenta la prensa consideró que «rozaba el mundo
de la abstracción». Se construyó con los materiales de entonces y por
ello, consideran sus descendientes, no llegó a convertirse en libro
electrónico. Constaba de dos partes: la primera, de conocimientos
básicos: lectura, escritura, numeración y cálculo. Haciendo presión en
abecedarios y números se formaban sílabas, palabras y lecciones. La
segunda, funcionaba con bobinas, cada una dedicada a una materia. Todo
bajo una lámina transparente e irrompible, con cristal de aumento. Y con
luz, para que se pudiese leer en la oscuridad. Además, podía incorporar
sonido con las explicaciones de cada tema. Todo en el tamaño de un
libro, «de facilísimo manejo y peso insignificante», describía la propia
autora.
Los norteamericanos echaron el ojo al invento y hubo
quien desde Washington intentó comprarle la patente «Libros cuyo
funcionamiento es mecánico, eléctrico y a presión de aire». Sin éxito.
Ella quería que el invento se quedase en Galicia.
El talento de Ángela Ruiz Robles, una de las pocas
inventoras españolas en una época en la que la paridad era todavía
ciencia ficción, se vertió en doce obras científicas y su labor fue
reconocida con la Cruz de Alfonso X el Sabio.