DESPEDIDAS Y BIENVENIDAS
Escucho pasos silenciosos a mi alrededor. Trato de abrir los ojos, pero continúan inundados en la oscuridad. Pestañeo. Más oscuridad. Me siento cada vez más alterado, pero mi respiración es constante.
Oigo un “bip, bip” a mi izquierda. Huelo perfume caro a mi costado. Noto una mano en mi brazo. Siento algo húmedo caer en mi rostro. ¿Un estornudo?
Mi mente está despierta, pero mi cuerpo está completamente inmóvil. Quiero estirarme, quiero gritar y que me escuchen; quiero despertar de este sueño tan real.
-Ed, cariño, ¿me escuchas? -dijo una voz a mi lado, a medio camino del llanto.
Una extraña familiaridad me asaltó en ese momento. Vi mechones rizados acariciándome el cuello. Vi unos tacones demasiado grandes. Una bicicleta azul esperándome en la puerta. Unas velas encendidas sobre una tarta de queso. Escuché un “¡sopla!”. Vi un árbol demasiado sobrecargado y llamativo. Una sonrisa. Vi lágrimas. Vi despedidas y bienvenidas.
-Ed, por favor, responde.
Vi a una mujer arropándome. Vi un examen mal hecho. La mujer regañándome. Vi unas zapatillas nuevas. Vi mi bicicleta rota. A esa una mujer besándome en la frente. Me ponía una tirita. Me mimaba.
-Judit. Judit levanta.
Ed no está, ya no -dijo una grave voz cortada.
Vi un hombre con un biberón. Vi un hombre enseñándome a montar en bici. Una camiseta muy grande. Vi un partido de fútbol. Un hombre llevándome a hombros. Llevándome al colegio.
-No, no puede ser, mi niño. Mi pequeño. Él no... -dijeron antes de romper a llorar.
Un instituto muy pequeño. Una chica demasiado guapa. Un invierno muy frío y un verano muy ardiente. Un bebé con un chupete. Una nueva cama en casa. Un suspenso. Un amigo.
-Lo sentimos, pero tenemos que proceder, no podemos perder más tiempo -dijo otra voz distinta, por encima de las demás.
Unas entradas a un concierto. Un primer beso. Una discoteca abarrotada de todo y nada. La misma mujer sonriendo. El mismo hombre sonriendo.
-¿Listos?
Una excursión a la montaña. Un sol abrasador. Vi una lluvia inoportuna. Una fiebre muy alta. Un mes muy largo. Un abrazo muy corto.
-Termine ya con esto, por favor.
Vi unas llaves. Vi una moto. Vi un coche. No vi nada.
El “bip, bip” deja de sonar.