El 3 de agosto se cumplieron 300 años de la fundación de la Real Academia Española de la Lengua.
Fueron Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, y sus siete amigos de tertulia quienes, preocupados por la contaminación que podría en las palabras la decadencia política de la época, levantaron un acta pragmática que se considera el acta fundacional de la Real Academia Española. La fecha de tan señalado acontecimiento fue el 3 de agosto de 1713.
El monarca Felipe V aprobó su constitución el 3 de octubre de 1714 y la colocó bajo su «amparo y Real Protección».
Su propósito fue el de «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza». Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol en el fuego con la leyenda Limpia, fija y da esplendor, obediente al propósito enunciado de combatir cuanto alterara la elegancia y pureza del idioma, y de fijarlo en el estado de plenitud alcanzado en el siglo XVI.
La institución ha ido adaptando sus funciones a los tiempos que le ha tocado vivir. Actualmente, y según lo establecido por el artículo primero de sus Estatutos, la Academia «tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».
Fuente: www.rae.es