La Luna ha sido, es y será siempre algo que nos hechiza, motivo de declaraciones románticas, de historias de miedo, de transformaciones, de influencia sobre el ser humano, la propia tierra o las criaturas que habitan en ella.
A lo largo de la historia, los mitos nos han ayudado a creer que podíamos explicar fenómenos que no comprendíamos. En realidad no había ninguna prueba de lo que decía el mito, pero permitía explicar algo, todo el mundo lo repetía y al final se daba por cierto. Poco a poco el conocimiento científico ha ido explicando la mayoría de fenómenos que antes se justificaban como un mito.
La Luna también ha sido objeto de diferentes mitos, entre otros, el aullido de los lobos, el crecimiento del cabello cortado en su etapa de cuarto creciente..., pero, ¿realmente son verdad los mitos que la rodean?
Os dejamos un enlace que puede resultar de vuestro interés. Encontraréis datos sobre la distancia de la Luna a la Tierra, su tamaño, temperatura, las fases, los eclipses.
Y, no podía faltar, un relato.
El muerto
y la luna
Un anciano ve un muerto sobre el que caía la claridad de la luna. Reúne a un gran número de animales y les dice:
- ¿Cuál de vosotros, valientes, quiere encargarse de pasar al muerto o a la luna a la otra orilla del río?
Dos tortugas se presentan: la primera, que tiene las patas largas, carga con la luna y llega sana y salva con ella a la orilla opuesta; la otra, que tiene las patas cortas, carga con el muerto y se ahoga.
Por eso la luna reaparece todos los días y el hombre que muere no vuelve nunca.
- ¿Cuál de vosotros, valientes, quiere encargarse de pasar al muerto o a la luna a la otra orilla del río?
Dos tortugas se presentan: la primera, que tiene las patas largas, carga con la luna y llega sana y salva con ella a la orilla opuesta; la otra, que tiene las patas cortas, carga con el muerto y se ahoga.
Por eso la luna reaparece todos los días y el hombre que muere no vuelve nunca.
Blaise Cendras, Antología negra