Día de Acción de Gracias

  El Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) es una celebración tradicional de Estados Unidos que tiene lugar el cuarto jueves de noviembre. Por lo general, la familia y los amigos se reúnen a compartir una gran cena y, en muchos hogares, se ofrece una oración de gratitud. El plato tradicional es un pavo asado, con acompañantes como salsa de arándanos, patatas asadas y pastel de calabaza.
     Sus orígenes se remontan al siglo XVII. La historia cuenta que el primer Día de Acción de Gracias se celebró durante tres días en la colonia de Plymouth – hoy parte del estado de Massachusetts – en el año 1621. Los colonos habían llegado el año anterior y no tenían suficiente alimento, y ya era tarde para sembrar cosechas. La mitad de la colonia pereció durante el invierno de 1620-1621. En la primavera, los indígenas de la zona enseñaron a los colonos a sembrar maíz y otros cultivos, y les ayudaron a cazar y pescar. En el otoño de 1621 los colonos tuvieron excelentes cosechas y en agradecimiento, invitaron a los indígenas a compartir un banquete. El festejo de esta cosecha se convirtió en una actividad habitual que se realizaba en diversas fechas. En el año 1863 el presidente Abraham Lincoln proclamó el último jueves de noviembre como día festivo nacional para la celebración.
     A causa de las malas noticias que escuchamos a diario o del descrédito al que estamos sujetos  continuamente, olvidamos la suerte que tenemos de estar vivos, de poder tener a personas que nos quieren junto a nosotros, de contar con muchas posibilidades para formarnos y construir nuestro futuro. Por todo esto es importante pararnos a pensar y dar las gracias.
    Os invitamos a visitar el blog del escritor Antonio Muñoz Molina y a leer el artículo que escribe sobre este importante día para los estadounidenses.

http://antoniomuñozmolina.es/2012/11/tantos-dones/

  También a escuchar y a leer el poema del argentino Jorge Luis Borges, Otro poema de los dones.

http://www.youtube.com/watch?v=0lIYNomoOec




Otro poema de los dones

Gracias quiero dar al divino
Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas
Que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar
Con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros
Como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer,
Que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa
Que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura
Arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
De una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó
Mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg,
Que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales
Que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído:
Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y la isla de Manhattan,
Por las mañanas en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre,
Que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida en los jazmines
O en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
Por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y por la muerte,
Esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.

Jorge Luis Borges
De El otro, el mismo (1964)