La Enciclopedia Británica, que ha estado en impresión continua desde que se publicó por primera vez en Edimburgo (Escocia) en 1768, no se seguirá imprimiendo y continuará con versiones digitales. Aunque el salto del papel a la web parece inevitable para adecuarse a los tiempos, como están comprobando los editores de libros y periódicos, la desaparición de la obra escrita causará, sin duda, tristeza entre sus seguidores, acostumbrados a bucear en sus páginas en busca de conocimientos rigurosos.